De los lugares que uno puede llegar a conocer lo más estético y sublime no son sus edificaciones o su gastronomía. Para mí todo se resume en la música y los sonidos. Y no me refiero a la música que se interpreta en grandes teatros sino aquellos sonidos que se escuchan entre los transeúntes, locales comerciales o los taxistas.
Tal vez el sonido que más se acerque a la música cuando aterrizas en territorio desconocido es la lengua, porque considero que en el modo de hablar (altos y bajos, lentos o rápidos) se pueden interpretar como canciones asociadas a emociones. La lengua turca me sonó rápido y alto, pero nada ofensivo con lo que se podría interpretar que se trata de personas muy seguras, alegres o empáticas.
Una vez instalados en el hotel, en el mismo centro de Estambul, se escuchaba al fondo música fusión entre instrumentos tradicionales turcos con adaptaciones de música electrónica en los diferentes bares. Y para alegría de los latinos el reguetón también suenan en esas latitudes. No puse más atención porque diferentes bares y discotecas se repelían entre sí los sonidos y eso provocaba un eco ensordecedor.
La primera tarde al salir y caminar sin ningún mapa empecé a escuchar la música de diferentes locales comerciales. Así que inicié con mi clásica identificación de canciones con mi aplicación de Shazam. Esto ocurrió en la principal calle de Estambul, aquella que une la Plaza Taksim y la Torre Gálata. La canción que identifiqué se llama Ersay Üney del artista Nokta. Una canción que rompió el estereotipo que tenía sobre la música de este país. Otra canción que alcancé a escuchar es Söz (promesa) del artista Aydın Kurtoğlu. Ambas canciones me dieron a entender cómo occidente había construido mi imaginario sobre medio oriente. Aquella tarde y noche no alcanzamos a recorrer más.
Al día siguiente, en el desayuno, en un restaurante llamado la Parole además de disfrutar una comida rica y variada, y sobre todo barata, alcancé escuchar la siguiente canción Oldur Beni Sevgillim del artista Murat Boz. Esta canción me supo a un sonido tan moderno y la vez tan tradicional. Un híbrido bien logrado.
El último día de la visita a Estambul se contrató un taxi para llegar a la Mezquita más Grande de esta ciudad. El trayecto duró alrededor de 20 minutos, y mientras el conductor nos decía algo en turco y nos ofrecía cigarros en la radio sonaba la siguiente canción: Bana Ne del artista Edis. Una canción con ritmos más próximos hacia el tecno y electrónica. Al parecer se trata de una canción que hace mofa sobre algún tema en concreto(Esto lo interpreto por que he visto su videoclip).
El tráfico de la ciudad de Estambul es muy normal según los residentes, mientras esperábamos para cruzar el Puente del Bósforo otra canción llamó mi atención. Kabahat es nombre de la canción y el artista es Buray. Lo que llamó la atención fue el sonido muy parecido a la guitarra española (pero no era precisamente una guitarra lo que daba ese sonido).
Tal vez el sonido que más se acerque a la música cuando aterrizas en territorio desconocido es la lengua, porque considero que en el modo de hablar (altos y bajos, lentos o rápidos) se pueden interpretar como canciones asociadas a emociones. La lengua turca me sonó rápido y alto, pero nada ofensivo con lo que se podría interpretar que se trata de personas muy seguras, alegres o empáticas.
Una vez instalados en el hotel, en el mismo centro de Estambul, se escuchaba al fondo música fusión entre instrumentos tradicionales turcos con adaptaciones de música electrónica en los diferentes bares. Y para alegría de los latinos el reguetón también suenan en esas latitudes. No puse más atención porque diferentes bares y discotecas se repelían entre sí los sonidos y eso provocaba un eco ensordecedor.
La primera tarde al salir y caminar sin ningún mapa empecé a escuchar la música de diferentes locales comerciales. Así que inicié con mi clásica identificación de canciones con mi aplicación de Shazam. Esto ocurrió en la principal calle de Estambul, aquella que une la Plaza Taksim y la Torre Gálata. La canción que identifiqué se llama Ersay Üney del artista Nokta. Una canción que rompió el estereotipo que tenía sobre la música de este país. Otra canción que alcancé a escuchar es Söz (promesa) del artista Aydın Kurtoğlu. Ambas canciones me dieron a entender cómo occidente había construido mi imaginario sobre medio oriente. Aquella tarde y noche no alcanzamos a recorrer más.
Al día siguiente, en el desayuno, en un restaurante llamado la Parole además de disfrutar una comida rica y variada, y sobre todo barata, alcancé escuchar la siguiente canción Oldur Beni Sevgillim del artista Murat Boz. Esta canción me supo a un sonido tan moderno y la vez tan tradicional. Un híbrido bien logrado.
El último día de la visita a Estambul se contrató un taxi para llegar a la Mezquita más Grande de esta ciudad. El trayecto duró alrededor de 20 minutos, y mientras el conductor nos decía algo en turco y nos ofrecía cigarros en la radio sonaba la siguiente canción: Bana Ne del artista Edis. Una canción con ritmos más próximos hacia el tecno y electrónica. Al parecer se trata de una canción que hace mofa sobre algún tema en concreto(Esto lo interpreto por que he visto su videoclip).
El tráfico de la ciudad de Estambul es muy normal según los residentes, mientras esperábamos para cruzar el Puente del Bósforo otra canción llamó mi atención. Kabahat es nombre de la canción y el artista es Buray. Lo que llamó la atención fue el sonido muy parecido a la guitarra española (pero no era precisamente una guitarra lo que daba ese sonido).
Para más canciones de Turquía puede visitar mi playlist en YouTube.
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