Por: Luis E.
Farinango C.
(@ELDIRCOM)
Un concepto
que hay que trabajar en comunicación para las organizaciones es el tema de la
cultura y la identidad. Muchas veces se confunde y se trabaja ambos conceptos
como sinónimos pero su diferencia es marcada y merece la pena conocerlo. Esta
reflexión proviene desde la antropología pero puede ser aplicado sin problema
al ámbito de la organización y la comunicación.
La cultura es
una construcción humana donde existen discursos y prácticas que están
sedimentadas desde generaciones, son hábitos que se aprenden en la niñez, a la
cual no se pone objeción hasta que la persona crece y posee una capacidad
crítica. Son prácticas que están automatizadas en la mente de las personas y
son asumidas por éste sin objeción como miembro de la sociedad.
En cambio, la
identidad es una construcción diferente. Se crea identidad a través del
sentimiento de pertenencia que posee una persona por discursos y prácticas de
otros grupos, que no necesariamente sean de su cultura, sentido de pertenencia que se construye con la
participación activa del sujeto y donde existe un proyecto colectivo común.
Se plantea que
son diferentes entre cultura e identidad porque la primera no puede causar un sentido
homogéneo de pertenencia, eso sería una forma autoritaria de construcción de
identidad que a la larga se desvanecería. Esta línea de reflexión es pensar que
dentro de la cultura de un pueblo todos poseen la misma identidad, pero la
realidad muestra que la cultura de un pueblo es heterogénea y que existen
múltiples identidades conectadas con elementos diferentes. Y estas identidades
que se construyen, no sólo con elementos de su contexto, sino del mundo entero.
Así un latino tranquilamente se puede identificar con discursos y prácticas de
Estados Unidos o Medio Oriente, y a través de eso crear su identidad.
Esto ya
aplicado al mundo de la organización se puede decir que ciertas prácticas
institucionales no pueden estar generando identidades, pero señalando siempre
que en ninguna institución puede existir una identidad homogénea sino diversas identidades
en construcción. Y este proceso generaría un problema a largo plazo de la
institución, es decir obligar a las personas de la institución a ser parte de
una identidad no es posible ni viable, porque se puede obligar a seguir
discurso y prácticas culturales pero no con la identidad.
Este tema se
desarrollará en las siguientes entregas.
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