De esas pasiones que surgen sin proponérselo, sentí el toque de sus ojos y volteé a ver. Disimulabas, por un instante te interesó más aquel árbol frondoso que yo. Me inventé una sonrisa, tan falsa era esa sonrisa que no pesqué tus ojos. De pronto me interesó la hierba que había crecido desproporcionadamente en este parque tan familiar, un falso profesional que trata de interesarse sobre algo que no sabe, mis ojos en el suelo y mis pensamientos en la dulzura de tu mirar. Ignorándonos ambos como idiotas. Patán, pesando, odioso, y un largo etcétera…todos eran disfraces míos con los cuales luchaba, con los me definías. Sostienes la mirada, caminas lentamente, sé que vienes en mi dirección, ven porque creo que hay cosas que decirnos, ven por que hay que mirarnos y olernos. Se habla de la existencia de un lenguaje sin palabras, del lenguaje de las miradas o gestos, mas creo que entre ambos no existe un lenguaje así de sencillo, nos hablamos cuando nos rechazamos, gritamos cuando deseamo
La comunicación y sus estéticas