No lo voy a negar, que después de la pandemia nadie fue la misma persona. Estas reflexiones son cuestiones muy personales que hacen referencia a la forma en que gano la vida. Soy docente universitario y ahora mismo siento que he perdido el rumbo. Antes de la pandemia mi mente funcionaba mejor, muchas ideas, varias alternativas para resolver problemas, probar nuevas metodologías, ganas de comerme el mundo en favor de la educación. Con la pandemia y luego de ella aquella energía desapareció, a veces tengo la sensación de que hago mi trabajo de forma mecánica, siento que las cosas que digo en clase no tienen mayor trascendencia. Hasta he llegado a cuestionarme si educar ahora mismo tiene algún sentido. Lo que sostiene todavía es mi filosofía particular sobre la educación, aunque ahora mismo no la siento al 100%. Entiendo y estoy seguro de que, para las clases desfavorecidas, de las que provengo yo, la educación es el único acto revolucionario que permitirá cambiar la situación person
La comunicación y sus estéticas