El concepto de reputación de las empresas debe ser un tema a tratar con mucha seriedad en el ámbito de las organizaciones. La reputación es la construcción de una imagen a través del tiempo. Pero lo paradójico de este tema es que la destrucción de la reputación puede ser en instantes. Y la construcción de la reputación de una institución no es deber de una sola persona, ese trabajo corresponde a todas las personas que son parte de la organización, porque ellos son los principales portadores del mensaje de lo que en realidad es la institución.
El manejo de este intangible de la organización requiere de una planificación integral de las actividades comunicativas y no comunicativas. En el aspecto comunicativo se debe manejar un mensaje coherente con la realidad de la institución, y eso se debe reflejar en los productos comunicativos que elabora la organización. Para abordar este tema se necesita de un equipo especializado en comunicación.
En la parte no comunicativa, es decir en las actividades cotidianas de la institución, son aspectos que también comunican mucho. El trato entre funcionarios de una dependencia con los clientes o consumidores son factores que permiten a los públicos crearse una imagen. Así otros, son: atención con esmero, dedicación, preocupación y resolución de problemas. Y precisamente por el último punto es que muchas personas dejan de ser fieles a una marca o una institución.
Entonces, la base fundamental para la gestión de la reputación organizacional es el trabajo coordinado y la evaluación periódica para conocer los resultados. Pero la base de la reputación es el trabajo diario, tomando conciencia para quien se trabaja y se debe la organización.
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