Por: Luis E. Farinango C.
Creo que hay que salir de los
paradigmas caducos que hacen daño a la sociedad. Uno de ellos es la objetividad
dentro del periodismo o la independencia del periodismo. Se trata de conceptos
que un principio sirvió para darle ese carácter científico a la disciplina, quizá
desde una visión positivista -funcionalista; pero con el desarrollo de las
investigaciones dentro de las ciencias sociales el problema de la objetividad e
independencia es fuertemente criticada y deconstruida.
Incluso el desarrollo de la
ciencia responde a intereses, ya sean intereses de los Estados, militares, cultural
o empresarial, es decir la necesidad de estos sectores permite la investigación
y desarrollo de la ciencia. Y esta
investigación y el desarrollo no son por la mera necesidad de conocer la
realidad, se lo hace con la intención de manipulación y control de la realidad,
una noción típicamente moderna y
capitalista. Incluso
cuando se estudia una carrera universitaria la intención a futuro, consciente o
inconscientemente, se la manipulación y control para reducir la complejidad del
mundo.
Desde esta posición la labor
periodística también responde a un tipo de interés. Desde la visión más simple
el hecho de recoger y narrar la información
ya implica una selección e jerarquización sobre los datos que se consideran
importantes, esa selección - jerarquización responde también a la formación del
individuo donde implica también la influencia de aspectos morales, éticos y
culturales. Es así que, desde el primer
contacto con la realidad se hace una selección y ya no se puede hablar de la
objetividad, pues el objeto que se percibe no se puede trasladar la esencia
hacia el papel o cualquier medio, esencia no puede ser copiada o trasladada.
Otro concepto problemático es la
categoría de “independiente”, esta noción hace pensar que el proceso
periodístico es una actividad aislada de la sociedad, como decir que el ejercicio
periodístico no tiene ninguna relación con instituciones, grupos o el gobierno.
En nuestros medios la noción de independencia significaría independiente al
Gobierno actual, y hasta ahí sería aceptable, pero hablar de una categoría de
independencia tan pura no es posible cuando este tipo personas o agrupaciones
periodísticas son claramente dependiente de las instituciones o grupos que
financian su actividad. Por tal razón, la independencia no existe, la formación
de la identidad de la entidad está influenciada por el otro diferente, lo
propio se construye en base al otro, y
esa construcción también implica un lugar donde se toma posición política y
social. Los medios deberían ser más sinceros y expresar que representan un
grupo político o empresarial.
Por esa razón, la actividad
periodística se debe entender como conjuntos de informaciones que poseen
intereses específicos desde el lugar donde se los enuncia, no se puede hablar
de objetividad pero si se puede acercar a la veracidad de la información. La
generación de información está condicionada por los intereses culturales,
sociales y económicos. En Ecuador la mayor cantidad de medios está condicionada
por los intereses empresariales y económicos. Desde ese lugar de enunciación la
afirmación de una “prensa independiente y objetiva” suena a cinismo.
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