Me olvidé de los besos de queso y
miel, de las palabras que conectan a otros lugares. Hoy las flores han
añadido más colores a su brillo, el tiempo camina pacífico junto al viento
fresco que toca mis palmas, se eriza la piel por instantes. Oigo palabras, las
primeras en meses, suenan tan dulce aunque agotadas por tanto dolor. Tengo hambre
al percibir un sabor conocido. Creo que son ocho meses donde mi memoria corrió
junto a las lágrimas de aquellos para
quienes era importante. Sólo tengo pocos recuerdos, entre ellas monstruos pequeños y horripilantes, mujeres hermosas pero adictivas y con
carencias. Pero hoy es un día distinto e importante, lo sé. No más fantasma que
se esconden cada noche en las negaciones y no aceptaciones, basta de siluetas que
salen cuando el vodka cierra mi presente, es necesario despedirme con un beso de aquella fantasma que baila, besa y me acompaña. Frente a la opacidad hay que brillar y
verás como esta muere.
Sin duda alguna el consumo de los contenidos en los medios está cambiando. Soy producto de esa mutación. Voy a hablar en primera persona para relatar una experiencia muy gratificante a partir de una serie. Me gusta mirar las diferentes películas y series que posee la plataforma de NETFLIX, desde un tiempo hasta acá he iniciado con la serie SUITS. La serie sucede en mundo de abogados corporativos donde cada personaje quiere sacar provecho. SUITS no es muy complejo en argumento o trama, pero es bastante llamativo porque explota temas muy comunes en nuestro vivir cotidiano como: la jerarquía, el poder económico, causas sociales, infidelidades, traumas personales, etc., pienso que eso lo hace llamativo. Pero no me quiero concentrar en la parte narrativa y visual. Deseo hablar de la experiencia de escuchar las canciones que aparecen en la serie. Creo que fue en la tercera temporada que me percaté que las canciones que aparecían para reforzar algún estado de ánimo de los personajes er...
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